Querido “Negro” Fontanarrosa:
Tengo tan solo 13 años y cuanto te fuiste yo me había sumergido en tu literatura e ilustración. Todos los domingos en “El Clarín” leía y me divertía con “Diógenes y el Lingera”.
Sentía que un genio que combinaba dibujo, literatura, mate y fútbol se expresaba en aquella páginas hermosas para mi...
Un día almorzando en mi casa te ví en la tele, sentado en una silla de ruedas, casi inmóvil; en ese momento el cielo “se me vino abajo”. No podía dejar de pensar en esos dibujos que sufrían por vos y tu salud.
La verdad no te conozco mucho, no estuve en tu época esplendorosa como personaje de la literatura y es una lástima. ¿Cómo olvidarte?, tantas sonrisas arrancaste de mi boca y tantos momentos de felicidad me brindaste, Quisiera que estuvieras acá para poder hablar y para, una vez más, compartir un momento de gratitud con vos, aunque no me conozcas.
Al día siguiente del que te fuiste en el diario aparecía el Lingera diciendo: - Y bueno, Diógenes, otra vez estamos solos-. En ese instante tu recuerdo, mis pensamientos y la propia vida me arrancaron una lágrima de mis ojos... esa noche soñé con vos.
Negro: gracias por tantos momentos felices que me hiciste pasa, de alguna forma, no se como, se que me estas mirando de alguna parte y se que te voy a encontrar dentro de muchos años y espero poder conocerte.
Te pido que me esperes con un mate, un partido de fútbol por tele y algunos bizcochitos. Así quiero que estés cuando llegue allá: contento y más vivo que nunca.
Decidí escribirte porqué se que no reconoces pero quiero que sepas que, aunque no tuve la oportunidad de verte personalmente te admiro y respeto mucho.
Voy terminando la carta pero no significa que quiera dejar de hablar con vos.
Te quiero mucho
Por siempre... Negro
No hay comentarios:
Publicar un comentario